La vía láctea
Orgulloso de haber nacido en Ubaté, la capital láctea de su país, el pequeño Fernando, de 12 años, hacía pases-gol en Altamira – la cancha de su vereda – mientras soñaba con sumergirse con un mundo de leche y con ser apodado “el quesito” Ascencio por sus compañeros de equipo.
Fiel a sus sueños (los lácteos más que los futbolísticos), hacia 1980 emprendía una carrera hacia el universo de los quesos y otras delicias lácteas, acumulando una experiencia que hoy suma casi 40 años.
La Crémerie
En 2013, Lis – hija menor de Fernando – anima a su padre para que le apuesten juntos al bello proyecto familiar que hoy tiene por nombre La Crémerie.
Ángela y Carolina (hermanas de Lis e hijas de Fernando) se entusiasman y unen sus esfuerzos a este maravilloso viaje un par de años después.
Todos ubatenses, los miembros del equipo Cremerie traen a Bogotá los mejores sabores de su infancia para sumarlos a un sinnúmero de sabores descubiertos a lo largo de su trayectoria gastronómica, dentro y fuera del país.
El ingenio, la organización, el buen gusto y, sobre todo, el amor – tal y como lo aprendieron de la abuela Matilde y de Amanda, la mamá – se reflejan en cada detalle de la atención a sus clientes y de los productos de este trabajo conjunto. Una labor que recibe el ánimo permanente de la numerosa familia que los rodea.
Gracias a todo esto, las deliciosas propuestas de la Crémerie resultan para sus clientes, no sólo una sensacional carta de presentación, sino una bellísima muestra de afecto hacia sus comensales.