¿Por qué hacemos lo que hacemos?
Orgulloso de haber nacido en Ubaté, la capital láctea de su país, el pequeño Fernando, de 12 años, hacía pases-gol en Altamira – la cancha de su vereda – mientras soñaba con sumergirse con un mundo de leche y con ser apodado “el quesito” Ascencio por sus compañeros de equipo.